Hace años que existen. Para la mayoría de espectadores pasan desapercibidos porque empiezan a altas horas de la madrugada. Su mecánica es siempre la misma: un concurso sencillo con preguntas que incluso un niño de 3 años podría responder. Ahora bien, ¿qué pasa, que a pesar de ser tan fáciles las preguntas nadie da con la respuesta correcta, casualmente, hasta poco antes de terminar el programa? Ya te imaginas la respuesta. Es una estafa en toda regla, que las teles permiten porque ganan grandes cantidades de dinero. Y ya se sabe, en tiempos de crisis, todo el dinero que caiga del cielo es bienvenido. Hay una normativa con un horario estipulado para emitir este tipo de programas. Soy del parecer que aunque sean televisiones privadas, las que emiten estos concursos, debería haber unos límites. No todo se debe permitir y estafar a gente aún menos. Recordemos que a pesar de ser cadenas privadas, las frecuencias son públicas y las otorga el gobierno. Por lo tanto, ya es hora de que alguien tome cartas en el asunto.
Periodista independent. No crec en els equidistants i critico als que s'ho mereixen, independentment del seu carnet polític
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dilluns, 28 de novembre del 2011
Concursos que toman el pelo de madrugada.
Hace años que existen. Para la mayoría de espectadores pasan desapercibidos porque empiezan a altas horas de la madrugada. Su mecánica es siempre la misma: un concurso sencillo con preguntas que incluso un niño de 3 años podría responder. Ahora bien, ¿qué pasa, que a pesar de ser tan fáciles las preguntas nadie da con la respuesta correcta, casualmente, hasta poco antes de terminar el programa? Ya te imaginas la respuesta. Es una estafa en toda regla, que las teles permiten porque ganan grandes cantidades de dinero. Y ya se sabe, en tiempos de crisis, todo el dinero que caiga del cielo es bienvenido. Hay una normativa con un horario estipulado para emitir este tipo de programas. Soy del parecer que aunque sean televisiones privadas, las que emiten estos concursos, debería haber unos límites. No todo se debe permitir y estafar a gente aún menos. Recordemos que a pesar de ser cadenas privadas, las frecuencias son públicas y las otorga el gobierno. Por lo tanto, ya es hora de que alguien tome cartas en el asunto.
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